Imágenes que rompen el silencio: el arte mapuche como memoria y resistencia

Por Noelia Carrazana

En la quietud digital de una galería online, cada día emerge un rostro, una madera tallada con historia, un nombre rescatado del olvido. La Comunidad Mapuche Epu Lafken, con raíces en Los Toldos (Provincia de Buenos Aires), lanzó la muestra “El Cautiverio mapuche en Martín García; Silencio en la Isla”, un espacio donde la imagen se convierte en acto político y las máscaras —kollong— en gritos visuales contra el silenciamiento histórico.

La muestra digital, que estará disponible hasta el 24 de abril, presenta fotografías de máscaras ceremoniales mapuche talladas por el artista José Reyes Coña, integrante de la comunidad, y registradas por el fotógrafo Martín Guillén. Cada día, una nueva imagen se publica acompañada por el nombre de una persona mapuche —muchas mujeres y niñxs— apresados durante la Campaña al Desierto y trasladados al Campo de Concentración en la Isla Martín García.

Los nombres fueron recuperados en las actas de bautismo del Arzobispado de Buenos Aires, documentos históricos que también fueron trabajados por la artista plástica Cristina Piffer, en su obra de 300 actas talladas. Esta documentación es también el eje de trabajo de la Red de Estudios de Genocidio y Políticas Indígenas, que aporta contundente argumentación a una memoria negada por la narrativa oficial.

La imagen como memoria encarnada

En diálogo con Kajfüñam Azpiroz Cleñan, joven de 19 años, estudiante de Historia y Teatro e impulsor de la muestra, se abre una perspectiva poderosa: “El arte, la imagen, el kollong, son cuerpos de memoria. Cada uno tiene una historia. Verlas es sentir el dolor y la resistencia, no leerla. La imagen conmueve porque obliga a ver lo que se quiso ocultar”.

La elección de máscaras no es arbitraria. En la cultura mapuche, las kollong se usan en ceremonias para representar entidades o energías. En esta muestra, se resignifican para representar a lxs desaparecidxs, fusionando la tradición ceremonial con la denuncia política. Así, lo artístico no es solo estética, sino memoria encarnada, denuncia con rostro.

Imagen, espacio y subjetividad

El investigador Antonio Míguez Macho, en su texto «El despertar público de la memoria: en torno al genocidio», sostiene que “la espacialidad ocupa un papel fundamental en la construcción de la memoria del genocidio”. La Isla Martín García se vuelve aquí un símbolo, no solo de encierro físico, sino de exclusión histórica.

Goymakifilmün y Llügumkifilmün: la lengua como resistencia

En la muestra suenan palabras en mapuzungun que rompen con la linealidad del español: goymakifilmün (no olvidar) y llügumkifilmün (no silenciar). No son conceptos abstractos, sino imperativos que interpelan a la sociedad argentina. “La lengua también es una imagen sonora”, dice Kajfüñam. “Recuperarla es volver a pensar desde otro mundo”.

Con el acompañamiento de hablantes del Wallmapu como Fresia Melliko y Pablo Cañumil, la comunidad trabaja en la revitalización de la lengua propia. Kajfüñam mismo dá clases de mapuzungun en la escuela rural N°22, ad honorem y junto a otrxs jóvenes impulsan la recuperación de juegos tradicionales como el palin, en una fusión de memoria política y lúdica.

Arte y juventud: la potencia de lo colectivo

Desde el territorio histórico mapuche llamado Pwelmapu, Kajfüñam (aguila azul, o aguila en pleno vuelo) sueña en grande: “Estamos charlando con posibles patrocinantes para llevar esta muestra a ciudades más grandes. Queremos que se vea, que se sepa”. Junto a jóvenes como Claudia Caroscio e Inti González, que tejen una red que enlaza cuerpo, palabra, juego y territorio.

En tiempos donde la posverdad moldea percepciones, esta muestra no sólo reconstruye hechos: reconstruye subjetividades. Al poner en el centro rostros tallados, nombres rescatados y palabras silenciadas, el arte mapuche desafía el relato oficial. Un acto creativo desde la autoría mapuche por fluye la nosotredad.

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